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¿Por qué cuesta tanto hacer la voltereta en la etapa de educación infantil? Esta es una pregunta frecuente entre maestros y familias cuando observan las dificultades que tienen muchos niños pequeños para completar este movimiento gimnástico básico.
Las dos grandes dificultades para hacer la voltereta
Diversos estudios sobre desarrollo motor apuntan a dos causas principales que explican por qué cuesta tanto hacer la voltereta a los más pequeños:

El miedo a rodar hacia adelante: muchos niños sienten inseguridad y evitan impulsarse por temor a caerse de cabeza.
Las proporciones corporales infantiles: durante los primeros años de vida, la cabeza es relativamente grande y pesada, lo que dificulta recogerla y mantener una alineación corporal adecuada para completar el giro.
Estas dos dificultades combinan un componente emocional (el miedo) y otro físico (la morfología corporal), lo cual ayuda a entender por qué cuesta tanto hacer la voltereta antes de los 4-5 años.
¿Cuándo pueden empezar a hacer la voltereta correctamente?
Con la práctica, la maduración motriz y la pérdida del miedo inicial, hacia los 5-6 años algunos niños ya pueden hacer una voltereta sencilla. La mayoría lo consigue de manera más consistente entre los 6 y 7 años, cuando mejoran:
Este es el momento ideal para introducir la voltereta hacia adelante dentro de las sesiones de educación física de forma guiada y segura.
Evolución de los giros: de la voltereta a la rueda lateral

A medida que avanza la infancia, aparecen giros más complejos. Entre los 7 y 9 años, muchos niños comienzan a intentar la rueda lateral (también conocida como media luna o cartwheel), que exige una mejor coordinación y fuerza para lograr una rotación lateral del cuerpo apoyando manos y pies.
A diferencia de la voltereta, esta gira sobre el eje anteroposterior y representa un desafío motriz superior que no suele aparecer antes de los 7 años.
¿Por qué la voltereta es una habilidad motriz difícil?
Estudios recientes que clasifican habilidades motrices en niños de 5 a 6 años han situado la voltereta como una tarea de dificultad media-alta. Incluso la versión más sencilla (una voltereta agrupada desde la posición de piernas dobladas) no pudo ser realizada por más del 50% de los niños de 5 años, lo que refuerza la idea de por qué cuesta tanto hacer la voltereta a esas edades.
Ninguno de los giros estudiados se situó entre las habilidades más fáciles, lo que confirma que los movimientos de giro requieren una madurez neuromotriz superior en comparación con otras acciones básicas como saltar, correr o lanzar.

Respetar el ritmo madurativo es clave

Durante la etapa de primaria, los niños van consolidando la voltereta y, posteriormente, incorporan la rueda lateral. Hacia los 9-10 años, algunos ya están preparados para explorar volteretas hacia atrás o giros más acrobáticos, siempre con el acompañamiento adecuado.
Es fundamental no forzar a los niños a realizar movimientos para los que no están preparados, ya que esto puede provocar frustración o riesgo de lesión. La enseñanza progresiva y adaptada garantiza una experiencia motriz segura y positiva.